El ajedrez ha marcado un punto de vital importancia en el ámbito cultural. A lo largo de la historia, este milenario juego se ha visto integrado en las cortes de los reyes y en los aposentos de los más altos aristócratas, aportando un sentido de lujo que no estaba al alcance de todos. Pero con el tiempo su imagen fue cobrando otros sentidos y en poco tiempo se hizo muy popular entre los círculos de artistas e intelectuales.

Por ello, el ajedrez ha logrado pasar de la barrera de ser un mero juego a formar parte de la cultura de diversas civilizaciones, llegando hasta nuestros días. Su belleza y sus estiladas formas son proclives a ser representadas en el arte, y además su simbología es diversa y ha ido cambiando a lo largo de la historia del arte.

La jugadora de Ajedrez

La jugadora de Ajedrez. A. Bird – 1929

Simbolismos del ajedrez en el arte

El juego del ajedrez. Sofonisba Anguissola – 1555

En esta obra del Renacimiento, la artista Sofonisba Anguissola muestra a sus hermanas jugando al ajedrez en mitad de un parque, en una actitud relajada y divertida, siendo observadas por una criada. Como se puede observar en los ropajes, se trata de una familia de un buen estatus social, incluso con la posibilidad de tener criadas. El ajedrez se representa como el símbolo de una clase social aristócrata, criada con una educación basada en la cultura. 

Los jugadores de ajedrez. Caravaggio – 1610

El pintor italiano Caravaggio pinta Los jugadores de ajedrez en pleno Barroco. La escena muestra a dos hombres enfrentándose en una partida de ajedrez mientras una mujer, en el centro del cuadro, observa cómo se desarrolla el juego.  En este caso el ajedrez supone el nexo de unión entre los tres personajes, mostrando algunas facetas humanas como la astucia y la competitividad, llegando a veces hasta el engaño.

En ocasiones el ajedrez en la pintura de ésta época, también puede representar una unión entre dos personajes. Hay casos en los que el ajedrez se representa como una metáfora de los enamorados, uno frente a otro, cómplices comprometidos que la fortuna dirá si su vida durante el matrimonio será o no perecedera.

The chess players. Thomas Eakins – 1876

Thomas Eakins muestra una escena realista de dos jugadores de ajedrez que son observados por otro personaje que se encuentra de pie frente a ellos. El observador no es otro que el padre del pintor, Benjamin Eakins, que observa cómo el profesor de francés de Thomas se enfrenta a su profesor de arte. La escena muestra una tensión muy perspicaz que indica que la partida está en su punto culmen, y se vislumbra una presión propia de los grandes torneos de ajedrez. La estancia está decorada con muebles de gran calidad, llegando a ser ostentosos. De nuevo, el ajedrez se encuentra en un ambiente aristocrático donde predomina el pensamiento y el ámbito cultural. Del mismo modo, el autor rinde también un gran homenaje a sus profesores y a su padre, así como a la formación recibida a lo largo de su vida.

 

Las jugadoras de ajedrez. John Lavery – 1929

En este cuadro impresionista del artista irlandés John Lavery, dos mujeres se encuentran en un amplio salón jugando una partida de ajedrez. Alrededor, se puede observar el mobiliario propio de una familia acomodada, y otros símbolos, como los libros, que representan la cultura y el pensamiento. Y es que, a principios del siglo XX, a pesar de que era un juego al que todo el mundo podía acceder, su simbología continuaba arraigada a un ámbito de poder social, alto estatus y amplia educación, pero en menor medida. Solía ser habitual jugar en cafeterías y en los salones principales de casas particulares, ofreciendo una imagen distendida y relajada.

Concibo el ajedrez como arte y no como juego. – Dr. Alexander Alekhine (campeón mundial de ajedrez)

 

El ajedrez en la Vanguardia y en el Arte Contemporáneo

Überschach (Super-Chess). Paul Klee – 1937

Si hay una figura artística de la vanguardia que unificara el arte y el ajedrez, ese fue sin duda Marcel Duchamp, artista y ajedrecista. Ya hablé sobre él en el artículo “Marcel Duchamp, la batalla entre el arte y el ajedrez“, en el que expuse su gran contribución al arte pictórico, a la música y por supuesto al ajedrez. Pero Duchamp no fue el único artista que expuso el juego a modo de simbología en sus obras artísticas.

Paul Klee era un entusiasta jugador de ajedrez y se vio reflejado en su obra Überschach (Super-Chess), una de las primeras “imágenes cuadradas”, creada durante su estancia como instructor en la Bauhaus en Weimar y Dessau. Klee reconstruye el patrón del tablero de ajedrez y le impone los colores rojo y azul, representando los movimientos de una partida en la que las fichas rojas han salido vencedoras.

El simbolismo del ajedrez se representa aquí como una crítica político-social de la época, ya que el nacionalismo entrante calificó su obra como “degenerada” y fue obligado en 1933 a abandonar su puesto de profesor.

Composition with chessboard. Orange. Wassily Kandinsky – 1923

 

Wassily Kandinsky dedicó varias de sus obras pictóricas al mundo del ajedrez. En Composition with chessboard-Orange, Kandinsky se involucra de lleno con las formas geométricas y en el uso básico de formas, colores y líneas simples. Se aleja de las traducciones literales de la naturaleza en su arte. Con el círculo, representa la forma más pacífica de la esencia humana.

El entramado en blanco y negro del tablero de ajedrez y el uso del color juegan un papel clave. Representan los sentimientos, los sonidos y las influencias que el juego aporta en el alma humana.

 

Chess Pieces. Juan Gris-1917

El cubismo no se queda atrás en la representación del ajedrez. Juan Gris, uno de los mayores exponentes de esta vanguardia, muestra en Chess pieces un bodegón en blanco y negro con el tablero y las piezas de ajedrez en un caos ordenado y equilibrado. Las perspectivas superpuestas.

Por último, y como anécdota, si viajas a Rusia podrás encontrar el Museo del Ajedrez de Moscú, donde se encuentra una gran colección de arte relacionado con el ajedrez.

 

Diego Peláez