Los juegos nos han acompañado a lo largo de los siglos, cada uno con sus peculiaridades, dependiendo de la cultura y periodo histórico en el que se ha enmarcado. A través de ellos podemos conocer ciertos aspectos de las sociedades pasadas, muy útiles para recomponer su Historia. En esta ocasión nos desplazamos al Antiguo Egipto para ver qué tipos de juego existían y cómo se utilizaban.
Gracias al clima árido de Egipto se nos han conservado juegos de tableros de casi todos los materiales: fayenza, madera, arcilla… Suelen aparecer en el ajuar funerario durante todo el periodo histórico y para todas las capas sociales, desde los más humildes hasta los faraones.
Se conocen numerosos juegos, pero por desgracia no nos ha llegado ningún texto con sus correspondientes reglas, ya que se trasmitían de manera oral. Por lo tanto, lo que sabemos es gracias a las representaciones de juegos y la etnografía.
Los juegos de mesa egipcios combinan la estrategia con la suerte. Los movimientos se realizaban arrojando palos o astrágalos. Los palos suelen ser 4 y poseen dos caras: una cara es lisa y la otra suele tener alguna marca. Al arrojar los palos se cuentan las caras con alguna marca y ese es el número que la ficha debe avanzar por el tablero. Para los astrágalos haríamos lo mismo, asignando un valor a cada lado. Los dados no se conocen hasta época grecorromana.
Palos arrojadizos de marfil del Reino Nuevo (Museo del Louvre E3674 E3675 E3676)
Veamos algunos de estos juegos del Antiguo Egipto.
Þ Senet
Juegos de senet de la tumba de Tutankhamon en el Museo de El Cairo. Foto de Aroa Velasco
El juego del Senet es uno de los más antiguos constatados, y también el más famoso en el Antiguo Egipto. Estará presente desde el periodo Predinástico (Nagada II 3500-3200 a. C.) hasta el final de la época faraónica (30 a. C.) e incluso una derivación del mismo sobrevive en la actualidad con el nombre árabe de al-tab al sigah, reconocido por el propio Howard Carter cuando encontró hasta seis tableros del senet en la tumba de Tutankhamon cuando fue descubierta en 1922.
El nombre del juego en egipcio significa “pasar, ir”, aunque también se le conocía como el “juego de las treinta casillas” o simplemente como el “juego de las treinta”. Estas nomenclaturas nos hacen referencia a los movimientos principales de las piezas, que es atravesar las 30 casillas de las que consta el tablero.
Se trata de un juego para dos contrincantes en un tablero formado por 30 casillas distribuidas en 3 filas paralelas de 10. El objetivo del juego es conducir las fichas hasta el final del recorrido, y sacarlas del tablero de juego antes que el contrincante. Los movimientos de las piezas se realizan gracias a los palos arrojadizos o los astrágalos antes mencionados. Además, en el tablero se indican algunas casillas importantes como la casilla 26 donde la pieza es inexpugnable o la casilla 27 del agua en donde la pieza debe volver al principio.
Cada jugador posee 7 piezas, y las fichas de cada oponente tienen una determinada forma y color. Las piezas se llaman ibaw “danzarinas/bailarinas” y las tenemos en forma de peón y de carrete/bobina. También tenemos formas zoomorfas, como en forma de león, esfinge o chacal, e incluso figuras divinas (como el dios Bes) y humanas.
Además de ser un juego como tal, a partir de los reinados de Seti I y Ramsés II (XIX Dinastía, 1290 a. C.) cobró relevancia en el mundo funerario: ganar en el senet era alcanzar el más allá, una victoria sobre las criaturas del mundo inferior. De hecho, la iconografía funeraria va a integrar al senet en su registro, apareciendo incluso en el Libro de los Muertos, concretamente en el capítulo 17 donde el difunto alcanzará la resurrección si gana en el juego. Es por eso por lo que nos encontraremos en numerosas ocasiones, al difunto jugando con un contrincante invisible al senet.
Escena del capítulo 17 del Libro de la Salida al Día de Ani XVIII Dinastía (British Museum EA10470)
Þ Juego de las 20 casillas
Juego de las 20 casillas XVIII Dinastía (Museo del Louvre E2710)
Se trata de un juego muy parecido al senet, solo que con 20 casillas. Es además una importación por parte de los hicsos durante el Segundo Periodo Intermedio (1800-1550 a. C.), probablemente de origen babilonio, y que rápidamente se volvió muy popular durante la XVIII Dinastía.
Es también un juego para dos jugadores, y cada uno cuenta con 5 piezas. Las fichas deben ir desplazándose por el tablero intentando salir del mismo antes que el contrincante.
Þ Mehen o juego de la serpiente
Tablero del mehen del periodo predinástico procedente de Abydos Neues Museum Berlin (Foto Wikipedia)
El nombre egipcio de este juego, mehen, se deriva de la superficie del tablero que representa una serpiente enroscada sobre sí misma. El término mehen significa “la que se enrosca”, y que precisamente es una divinidad serpiente cuya función es proteger la barca solar en la que viaja Re/Osiris durante su pasaje nocturno en el mundo subterráneo.
Se trata de un juego con pocos años de vida, restringiéndose al periodo comprendido entre el Periodo Predinástico (3500 a. C.) a finales del Reino Antiguo (2180 a. C.) debido a motivos religiosos (la divinidad mehen en forma de serpiente) o simplemente que pasó de moda.
El tablero con cuerpo de serpiente se encuentra dividido en secciones que conforman las casillas del juego, sin un número fijo de ellas (entre 30 y 400) y las fichas pueden empezar por la cabeza o por la cola. El número de jugadores es entre 2 y 6.
Estas fichas tomaban dos formas: canicas y figuras animales, muy a menudos leones sentados y leones acostados.
Respecto al modo de jugar, las instrucciones y los movimientos de las fichas de este juego son todas conjeturas. Por suerte en Sudán tenemos un juego parecido que aún existe hoy en día. Se trata del llamado Juego de la hiena, que curiosamente tiene también un tablero en espiral, con agujeros marcados a modo de casillas.
En este juego no tenemos una serpiente, sino que tenemos, en el centro la casilla de un oasis, y la primera representando un poblado. Las fichas que recorren el trayecto son bolas y hienas. Las bolas son denominadas “madre” y parten del poblado al oasis, volviendo luego al poblado. Cuando la “madre” regresa al poblado, el mismo jugador saca a la “hiena”, otra ficha que se mueve de dos en dos, y en sus movimientos va devorando al resto de “madres” de los demás jugadores.
Si seguimos la idea de que se asemeja al juego de la hiena, podemos afirmar que el objetivo del juego es recorrer cuanto antes todo el tablero, en dos viajes (ida y vuelta) y “comerse” a todos los adversarios posibles.
Þ Perros y chacales
Juego de perros y chacales de marfil de la tumba de Reny-Seneb XII Dinastía (MET 26 7 1287a-k)
Se trata de un juego muy popular en Egipto y Oriente Próximo, aunque su nombre original es desconocido. Lo conocemos con tres nombres: el juego de los 58 agujeros, por los huecos; “el juego de los perros y chacales”, por la forma de las piezas; “juego de la palmera”, por la representación de palmera que a veces presenta en el tablero.
La caja del juego tiene la forma de un escudo y es casi simétrica, y en el tablero se disponen 30 agujeros para cada jugador, y uno central más grande, con la forma del signo shen. En medio del tablero puede haber una decoración de un árbol de palma.
El objetivo del juego era mover las 5 piezas a lo largo de los agujeros; el ganador sería el primero en colocar sus 5 fichas al final de los agujeros (agujeros 25-29), al lado del signo shen. Por otro lado, hay unas líneas que unen los agujeros 6 y 20, y el 8 y 10, que es el llamado “puente”, pudiendo desplazarse la ficha de una casilla a otra. Además, tenemos el signo nefer dibujado en los agujeros 15 y 25, que probablemente indicarían algo bueno, pero desconocemos el qué exactamente, ya que sin duda aún nos quedan muchas cosas por conocer de los juegos del Antiguo Egipto.
BIBLIOGRAFÍA:
- BERTRAND, F., DEMEULENAERE, P., NACHTERGAEL, I., (2010): Jeux et jouets à travers les âges, Édititios Safran, Belgique.
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- MAY, R., (com.) (1992): Jouer dans l´Antiquité, Réunion des Musées Nationaux, Musées de Marseille.
- PICCIONE, P. A., (1990): « Mehen, mysteries and resurrection frome the coiled serpent », Journal of American Research Center in Egypt, 27 : 43-52.
- TYLDESLEY, J., (2007): Egyptian games and sports, Shire Egyptology, Malta.
Aroa Velasco nació en Madrid en 1986. Es licenciada en Historia, con un máster interuniversitario en Historia y Ciencias de la Antigüedad, especialidad Egipto y Oriente antiguos, y actualmente doctorándose en Egiptología en la Universidad Autónoma de Madrid.
Enamorada del país de Kemet desde pequeña, es titulada en lengua y escritura jeroglífica por el Seminario George Posener, y ha escrito numerosos artículos para revistas nacionales e internacionales.
Desde Enero de 2014 dirige el proyecto Papiros Perdidos, con el propósito de acercar el Antiguo Egipto de una manera amena, divulgativa y científica.
https://www.facebook.com/papirosperdidos/
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